Torre Mirahuerta posee acogedores y espléndidos jardines llenos de árboles centenarios y gran variedad de flores que le aportan esa belleza y ese encanto especial que la convierten en un lugar único.
Sus grandes árboles cobijan bajo sus ramas terrazas y zonas de baile, donde crear diferentes ambientes “vintage”, “chill out”, etcétera, además de zonas infantiles y otras destinadas al descanso.
Torre Mirahuerta, en su armonización de lo antiguo y lo moderno, lo rural y lo urbano, nos ofrece sus diferentes salones con capacidad para hasta 400 personas y te invita a que compartas y disfrutes en exclusividad, esos momentos inolvidables de tu vida.
En la ciudad de Zaragoza, a escasos minutos de la plaza de España, podemos relajarnos y pasearnos por sus jardines y campos, disfrutando de la tranquilidad y el sosiego que esta finca nos ofrece.
Torre Mirahuerta posee más de diez mil metros cuadrados de jardines, llenos de árboles y flores que la rodean y le aportan esa belleza y ese encanto, que la convierten en el lugar especial, donde todos desearíamos celebrar nuestras fiestas y compromisos, acompañados de nuestras personas más queridas.
Historia
Actualmente, Mirahuerta, es un conjunto de varias viviendas, unidas y comunicadas entre sí, resultado de la evolución a través de los siglos de lo que fuera a finales del siglo XVII, la alquería de Armijo.
Está antigüedad queda constatada por grabados realizados en tiempos del rey Felipe V ( 1683-1746) en los que se apreciaban la construcción, con el mismo trazado que tiene actualmente.
La historia más reciente, perfectamente documentada, asegura que D. Dámaso Sinués Lorón, tatarabuelo de los actuales propietarios, compró por consejo de su madre la alquería, que comprendía no solamente la granja, sino también todos los campos desde la carretera de Castellón hasta el Canal Imperial.
La transacción se produjo a mediados del siglo XVIII, con ocasión de las desamortizaciones propiciadas por Mendizábal, y es a partir de entonces, cuando, Mirahuerta, se convierte en casa de labranza y de recreo.
La amplitud de espacios que caracteriza a Mirahuerta invita a jugar con cantidad de complementos decorativos que llenen los grandes vacios en los lienzos de los muros y jardines, confiriendo una cierta armonización en la creación de pequeños rincones con encanto.